Según Carlos Méndez[1], los objetivos se plantean mejor en la medida en que se tomen en cuenta algunas consideraciones en su presentación:
1) Su formulación debe comprender resultados concretos en el desarrollo de la investigación.
2) El alcance de los objetivos debe estar dentro de las posibilidades del investigador. Deben evitarse objetivos que no dependan de la acción de quien los formula.
3) Los objetivos deben ajustarse a la consecución de resultados por la acción del investigador. Puede referirse a la observación, descripción, explicación de situaciones concretas observables en el desarrollo de la investigación.
4) La presentación formal de los objetivos puede plantearse mediante el infinitivo de verbos que señalen acción que ejecuta el investigador frente a los resultados que la actividad investigativa produce verbos como: identificar, plantear, encontrar, analizar, comprobar, demostrar, conocer, describir, señalar, someter, redactar, contestar, son algunos de los muchos que pueden emplearse.
5) Pueden presentarse objetivos generales y específicos. Los primeros deben ofrecer resultados amplios; los específicos se refieren a situaciones particulares que inciden o forman parte de situaciones propias de los objetivos generales.
6) Con el propósito de facilitar la redacción de los objetivos, a continuación se presenta el infinitivo de algunos verbos que pueden servir como referencia al investigador en esa parte del diseño:
Analizar | Contribuir | Evaluar | Hacer | Pensar |
Calcular | Cuestionar | Estandarizar | Motivar | Proveer |
Comprobar | Diseñar | Examinar | Presupuestar | Proporcionar |
Compilar | Describir | Formular | Programar | Propiciar |
Completar | Determinar | Indicar | Planear | Plantear |
Consolidar | Establecer | Iniciar | Producir | Verificar |
Completar | Especificar | Inventariar | Presentar |
7) No se puede hablar de un número determinado de objetivos. Esto depende del alcance y los propósitos del estudio, y del criterio del investigador. Pueden presentarse uno o varios objetivos generales. Para el (los) objetivos(s) general(es) siempre debe plantearse uno o más objetivos específicos, pues los resultados de estos últimos permiten, en última instancia, alcanzar el objetivo general.
Ejemplos de objetivos:
- Identificar elementos que ayuden al proceso de toma de decisiones de una organización.
- Definir estrategias para el desarrollo de un país o región.
- Evaluar la eficiencia de una determinada política económica.
- Señalar estrategias para evaluar la función de auditoría.
- Sistematizar la función financiera de una empresa.
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